Singular Adopción

Singular adopción (Narrativa poética breve con intertextualidad)

Aquel miércoles por la noche viajaba a Salta.
Me sentía acongojada por un gran remordimiento: no había podido quedarme con mi amiga que acababa de presentar su nuevo y precioso hijo.
De reojo, miré a mi nieto que dormía plácidamente, “de costado”, en el asiento de atrás del auto.
¡Oh!, ¡qué torpe soy!, ¡el hijo de mi amiga está en mi bolso!, ¡debo sacarlo de allí! ¡Ay!, ¿qué dirá Susana? ¿Qué explicación le daré?
Esta vida, pensé. Seguramente ella sabrá comprender mi irrefrenable impulso. Es más, mi amiga creó este hijo suyo para dármelo; otorgármelo en una suerte de complicidad entre amigas. Las amigas son un amor especial en nuestras vidas.
“Quiero verlo”, me dijo Rafael con tono de impaciencia y me sobresalté.
Tomé amorosamente el capullo cálido en que estaba envuelto y tuve la posibilidad de enseñarle a mi esposo, con “otra mirada”, “colores” distintos, armonizados con “el silencio”, mientras el pequeño irradiaba “algo” luminoso. Este hijo de mi amiga nos estaba convocando al “encuentro” -entre él y nosotros- de una manera única e irrepetible.
Nos sentimos profundamente conmovidos.
¡Bellísimo! Espera, detendré el auto. Quiero escudriñarlo. Si te lo dio a ti, también será mío, agregó, y sin darme tiempo a nada me preguntó: ¿quién es el padre?
“Él escribe con misterios de caricias ausentes…Él es…poeta”
Pero ¿quién es?, ¿quién es?
Mejor déjalo ahí, porque Poeta y Poesía engendraron este hijo para que nos ilumine el alma…
Detuvimos el auto. Nuestro nieto seguía dormido.
Leímos todo el LIBRO. Lo adoptamos. Sentimos amor.
Mañana, después de “dormir de costado”, acurrucando otros miles de sueños disparados por los poemas de su contenido, despertaremos distintos. Habremos gozado su luz. Querré abrazar a mi amiga y ellos (el libro, mi esposo, mi nieto…), quizás quieran que intente ser poeta.
27/04/2011

con todo cariño a mi amiga Susana Aguiar